Crisis económica: Los argentinos comen menos y peor

La crisis económica que atraviesa la Argentina tiene un impacto directo en la vida cotidiana de la población. La conclusión es contundente: los argentinos comen cada vez menos y peor. Este fenómeno, que afecta a ocho de cada diez habitantes, se explica por un combo de factores que se refuerzan mutuamente: la inflación galopante que reduce el poder adquisitivo de los salarios, el aumento del desempleo y el cierre de pymes.

De acuerdo a un informe de Management&Fit, el 46,3% de los hogares afirma que sus ingresos no alcanzan para cubrir sus gastos mensuales, lo que impone un ajuste forzado en sus dietas. En este contexto, la inflación actúa como un doble golpe que pulveriza los salarios al tiempo que eleva de manera constante los precios de los alimentos, la indumentaria y el alquiler.

Este escenario de pérdida de poder de compra se agrava con el aumento del desempleo y el cierre de empresas. Según datos del INDEC, la desocupación en el primer trimestre de 2025 escaló al 7,9%, el nivel más alto desde 2021 y un fuerte aumento respecto al 5,7% del cierre de 2024. Este crecimiento del desempleo se vincula con un contexto de destrucción de empleo formal y el cierre de comercios y pymes, que son el principal motor de la economía y la principal fuente de trabajo en el país.

El impacto en el sector productivo es devastador: en 2024, se perdieron 13.000 pymes en Argentina, según cifras oficiales del Ministerio de Economía. De esa cifra, unas 5.200 eran empresas industriales. Estos datos se suman a los relevados por entidades como ENAC que indican que, en los primeros diez meses de la actual gestión de Gobierno, cerraron 16.500 pymes.

Las políticas de ajuste fiscal, la falta de obra pública y una política económica que favorece la especulación financiera por sobre la producción al tiempo que estimula la importación son señaladas por especialistas como los factores que agudizan la recesión. Este escenario de retracción económica y pérdida de empleo es el que explica por qué casi la mitad de los hogares argentinos afirma que sus ingresos no son suficientes y por qué se ven obligados a recurrir al endeudamiento para cubrir sus necesidades más básicas, como la alimentación.

En este contexto, el cambio en la dieta de los argentinos, con el reemplazo de proteínas de calidad por opciones más baratas y el abandono de primeras marcas, no es una mera adaptación, sino una consecuencia directa del empobrecimiento de la población. La crisis macroeconómica se traduce así en una realidad cotidiana de inseguridad alimentaria y pérdida de poder adquisitivo, que afecta directamente a los hogares que pierden su fuente de ingreso o ven su capacidad de compra erosionada.

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